Análisis de letras. 3. "Los libros de la buena memoria". Luis Alberto Spinetta



Abordamos una de las grandes letras alucinadas del genio argentino Luis Alberto Spinetta. Habiéndonos podido decantar por cualquier otra de su vasto repertorio, cuajado de maravillas como Durazno sangrado, Barro tal vez, Cantata de puentes amarillos, Muchacha (ojos de papel) o Iris, nos hemos decidido por esta antigua canción de su grupo Invisible (1973-1977). Se trata de un texto arrebatador, visionario y críptico, enojosamente hermoso, cuajado de imágenes relampagueantes que apelan a la capacidad del oyente-lector para interpretar libremente el sentido de la composición. 





CONTEXTO

La canción fue compuesta en el primer semestre de 1976, coincidente con el golpe de Estado del 24 de marzo de 1976 mediante el cual tomó el poder el Proceso de Reorganización Nacional caracterizada por el terrorismo de Estado y miles de desaparecidos. La cuestión de la memoria sería un tema clave en la lucha contra la dictadura.

Invisible, por su parte, una de las bandas más destacadas del rock argentino, había sido creada como trío en 1973 por Luis Alberto Spinetta, con Pomo Lorenzo (batería) y Machi Rufino (bajo), lanzando dos álbumes, Invisible en 1974 y Durazno sangrando en 1975. El jardín de los presentes es el tercer álbum de Invisible, pero es el resultado de un considerable cambio de la banda en 1976, tanto en su sonido -más volcado al tango-, como en su formación, al incluir un nuevo integrante (Tomás Gubitsch) y transformar el trío en cuarteto.3​ Estos cambios tensionarían las relaciones en la banda y llevarían a su disolución a comienzos de 1977.

Casi simultáneamente, la compañera de Spinetta, Patricia, había quedado embarazada de quien sería su primer hijo, Dante, que habría de nacer en diciembre de ese año.




LA CANCIÓN

Se trata de una canción lenta con una armonía de base simple (mi menor 7, la menor 7, si menor 7 y do mayor 7), en la que la distorsión de las guitarras acústica y eléctrica, y los platillos, le confieren una atmósfera acuática, con resabios tangueros, que son una característica en todo el álbum. En este tema aparece por primera vez el bandoneón en el disco, interpretado aquí por Juan José Mosalini.

La letra, según Spinetta, contiene "toda una simbología del amor": "Siempre me pareció un tema que podía sobrepasar el tiempo. Aunque la letra habla del alcohol (‘licor, no vuelvas más’, ‘El vino entibia sueños/ al jadear/ desde su boca de verdeado dulzor’) es una cosa totalmente imaginaria. Por ahí, con la palabra licor estoy simbolizando otro tipo de vicios, pero el alcohol nunca fue una de mis aficiones. La letra está llena de imágenes somnolientas: son las imágenes de quien espera para el amor ‘como un ciego frente al mar’, porque la ceguera también es la de quien aguarda. El vino y el licor están ligados a las canciones de amores imposibles (eso de ‘tomo y olvido’ o ‘tomo y espero’) y frases como ‘que sombra oscura te ocultó de mi guiño’ aluden a recuerdos de los amores idos. Hay toda una simbología de amor en esta canción: las 120 luces verdes y rojas que menciono en otro verso se refieren, obviamente, a lo permitido y lo negado. El tema concluye diciendo 'No es necesario más, ya se ven los tigres en la lluvia'. En realidad son tigres en la nieve, es una imagen inspirada en El secreto de la flor de oro, una visión que aparece si se llega a cierto punto de meditación". Luis Alberto Spinetta.




Se ha asociado el tema con Jorge Luis Borges debido a las referencias que la letra hace de los libros (Borges además de escritor fue director de la Biblioteca Nacional), la buena memoria (Funes el memorioso) , la ceguera y la imagen del tigre.

En octubre de 2012, la Biblioteca Nacional de la Argentina, realizó una muestra sobre la obra de Spinetta, titulada Los libros de la buena memoria.


VERSIONES

Gustavo Cerati realizó una versión de Los libros de la buena memoria en el álbum Bocanada (2006), a beneficio del Hospital Garrahan, en el que los máximos músicos del rock nacional, versionaron canciones de otros. Los Pericos realizaron una versión de Los libros de la buena memoria en el álbum Mystic love (1998). Otros artistas como Pedro Aznar, Mostaza, Videotone o Lito Vitale han realizado versiones de esta canción. 



La versión de Cerati, incluida en el excelente doble álbum
"Escúchame entre el ruido" dirigido y producido por Lito Vitale.




LA LETRA


El vino entibia
sueños al jadear
desde su boca
de verdeado dulzor

Y entre los libros
de la buena memoria
se queda oyendo
como un ciego frente al mar...

Mi voz le llegará,
mi boca también.
Tal vez le confiaré
que eras el vestigio del futuro...

Rojas y verdes
luces del amor, prestidigitan
bajo un halo de rouge.

Qué sombra extraña
te ocultó de mi guiño,
que nunca oíste
la hojarasca crepitar...

Pues yo te escribiré,
yo te haré llorar.
Mi boca besará
toda la ternura de tu acuario...

Más si la luna
enrojeciera en sed
o los impalas
recorrieran tu estanque,

no volverías
a triunfar en tu alma.
Yo sé que harías
largos viajes por llegar.

Parado estoy aquí, esperándote,
tu voz se oscureció,
ya no sé si el mar descansará.

Habrá crecido 
un tallo en el nogal
La luz habrá tiznado 
gente sin fe.

Y esta botella
se ha vaciado también.
Que ni los sueños
se cobijan del rumor

Licor no vuelvas ya,
deja de reír,
no es necesario más.
Ya se ven los tigres en la lluvia...


Los Libros de la Buena Memoria 
(Invisible, "El jardín de los presentes," 1976)



CODA:

Anoche, cuando volvía del campo de mi amigo Ángel Andrada, una luna roja agonizaba en lo alto. Cantaban los grillos, la noche estaba en calma, sofocante pero hermosa, y el mundo parecía estar bien hecho. Instintivamente, en el equipo del coche busqué esta canción del mago Spinetta para escucharla una y otra vez, como cuando de niño quedaba atrapado en un universo sonoro de tres minutos. Me parece una obra maestra. La letra es de esas cosas que no se pueden explicar. ¿A qué te refieres, flaco? Da igual. Nunca lo sabré, nunca querré saberlo del todo. Para qué descifrar el enigma de ese "vino que entibia sueños al jadear", de esa luna "enrojecida en sed", de esas impalas recorriendo el estanque, de esos tigres que "ya se ven bajo la lluvia"... frutos de una consciencia alucinada y de un genio creativo irrepetible.

Y entonces lo entendí: la realidad es nuestra mayor alucinación. 

D.C.





Comentarios

  1. Qué maravilla de análisis. Gracias, Daniel. Y toda la tarde escuchando a Spinetta.

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